Hay en la innovación algo de responsabilidad social. Hay sin duda legítimo interés por parte de las empresas que tienen un reto fundamental en intentar traducir su diferenciación en una competitividad validada por los clientes recurrentemente. Pero, más allá de esta necesidad corporativa, la innovación es una contribución a nuestra sociedad por actitud, por proceso y por resultados.
En los ejemplos que contiene este libro, hay una actitud de fondo compartida. Una voluntad de búsqueda de nuevas soluciones, un esfuerzo de investigación, creatividad o lateralidad, un deseo de anticiparse a las necesidades todavía no expresadas por los clientes o simplemente la ejecución práctica de años de exploración científica. La innovación como actitud es una muestra de vitalidad social y corporativa, es una seña de identidad de sociedades despiertas, esforzadas en construir el futuro a través de nuevas soluciones.
La innovación es un proceso de concreción práctica de nuevo conocimiento o de nuevas formas de combinar conocimiento ya conquistado. Pero lo que subraya la innovación es su radicalidad práctica. Sin que llegue a los mercados o a los usuarios si se trata de propuesta de valor público, no hay innovación. En este sentido, los testimonios que recoge esta publicación son una muestra de compromiso con la transformación práctica de ideas de nuevo cuño. No se trata de publicaciones o de reflexiones, se trata de casos concretos de implementación práctica de investigaciones científicas, tecnológicas o de mercado. Pero detrás de todas ellas hay un proceso que las hace tangibles a usuarios o clientes concretos.
Y, finalmente, la innovación en forma de resultados. La innovación es un proceso que no siempre acierta, es más, el riesgo es consustancial a la innovación. No hay resultados significativos sin riesgo significativo. Por ello, cuando empresas como las que recoge este libro deciden arriesgar lo hacen en búsqueda de resultados que dan sentido a todo el proceso. Resultados que en términos corporativos buscan una diferenciación que se traduzca en su posición en los mercados. Su capacidad de riesgo, de compromiso, es de agradecer. Una sociedad que no arriesga responsablemente para innovar no tiene opciones serias de un futuro próspero. Las sociedades necesitan referentes. Las empresas que hay en este libro son un referente de innovación y de responsabilidad social en Galicia. Son, además, un ejemplo, una invitación a otros a arriesgar, a salir de la zona de comodidad, a buscar la implementación radical de nuevas ideas. Es una satisfacción tener estos referentes en Galicia y poder darles la proyección social más que justificada que pretende esta publicación. Les quiero agradecer sinceramente sus esfuerzos, su capacidad de traspasar fronteras y cuestionar ortodoxias y, especialmente, su realidad de proyectos empresariales innovadores. Estoy convencido que su ejemplo animará a otras empresas a impulsar la senda de la innovación.