UN MAR DE SABORES

El mar nos da de comer pescado y marisco, y desde hace 13 años nos ofrece algo nuevo que llevarnos a la boca: las algas. La empresa Porto-Muiños comercializa cerca de 30 variedades de estos vegetales marinos y los transforma en más de un centenar de alimentos. Desde la tarta hasta la harina, pasando por el pesto, el arroz, las conservas de berberechos, los tallarines, el té o el chimichurri, las algas valen para todo en la firma que preside Antonio Muiños.

LOS PRODUCTOS, CON UN PRECIO QUE VA

desde un euro hasta los 15, incorporan como ingrediente base algas gallegas. La variedad de productos se fue incrementando progresivamente, de manera que de las presentaciones iniciales de algas secas en bolsa y en salmuera (los productos más sencillos, pero también los más consumidos) se evolucionó hasta la incorporación de las algas a los mejillones o a la infusión de rooibos. A todos ellos se suman desde finales de 2011 el cous-cous o las sopas instantáneas.

El nicho de mercado que definen como fundamental es el de la hostelería. De hecho, Muiños señala que con las algas comercializadas por su marca podrían llenar la carta de cualquier restaurante o vinoteca. También se pueden encontrar en las grandes superficies o, en el caso de los alimentos más selectos, en las tiendas delicatessen. Cuentan, además, con líneas específicas para celíacos y para las conocidas como tiendas bio de productos ecológicos.

Premiados en varias ocasiones en ferias internacionales, envían al mercado mundial cerca del 30% de su producción: franceses, alemanes, ingleses, griegos, suizos o japoneses disfrutan de los alimentos de esta industria gallega, que en un breve plazo de tiempo también exportará a tierras australianas, estadounidenses y sudamericanas, entre otros destinos.

Una de sus últimas apuestas conocidas pasa por impulsar el concepto de la tapa enlatada en España, pensada para vinotecas sin cocina. El entusiasmo de este empresario gallego por esta línea es tal que incluso consiguió que las tapas apareciesen en una de las películas presentadas en el Festival de Cine de San Sebastián. Y, como los productos están basados en el mar, no podían faltar las preparaciones específicas para navegantes, los que pasan sus días en el mar. Para consultar el menú a bordo, basta con visitar http://www.cocinaparanavegantes.com/tienda/es/.

Según reflexiona Antonio Muiños, el objetivo es introducir el alga como un ingrediente más en los hogares para acercar esta verdura del mar a la gastronomía cotidiana. “Tan habitual como una pasta de maíz puede ser una pasta de maíz con algas”, apunta. Con todo, el éxito los llevó a presentar otros alimentos que no incorporan algas. Es el caso de los arroces, en el que una de las variedades se presenta con setas, lo que puede actuar como gancho para conducir al consumidor hacia las otras dos variantes que sí incluyen algas.

La innovación es sumamente necesaria para crecer y mantenerse en el mercado, porque la empresa que no cuenta con ella pierde de manera rápida una cuota de mercado muy grande. Aunque sea complicado para las pequeñas empresas, vale la pena porque siempre hay quien es capaz de hacer lo mismo que tú más barato o imitarte. Y la innovación te ayuda a combatir estas amenazas”. Antonio Muiños

PRODUCTO ÍNTEGRAMENTE GALLEGO

Las corrientes marinas gallegas junto a su recortada costa, garantizan una flora submarina muy rica en cuanto a cantidad y diversidad de especies. Destaca además su buen estado de limpieza, especialmente en el caso de la Costa da Morte, de donde extraen mayoritariamente las plantas seleccionadas. Muiños explica que de las 600 variedades que existen en Galicia recogen más de 30 especies para su tratamiento. Las algas son también tratadas, envasadas y distribuidas desde la propia factoría instalada en Cerceda (A Coruña), por lo que el producto final es íntegramente gallego.

La empresa destaca también por su capacidad de captar ayudas públicas para sus proyectos. En este momento, trabajan en tres para los que recibieron subvenciones de la Consellería de Economía e Industria, con las que sufragan el 70% de los costes. Se trata de una iniciativa basada en la elaboración de películas comestibles a base de extractos de algas, de una propuesta para formular un plástico biodegradable que incluye extractos de algas y de la recuperación para uso industrial del pescado de descarte del puerto de Vigo. Previamente ya habían recibido otras seis subvenciones de la Xunta de Galicia y otra del gobierno del Estado, que permitieron que Porto-Muiños se convirtiera en la “empresa-tractora” del sector de las algas, según ellos mismos se autodenominan.

En la recepción de las ayudas es clave la tarea del gestor de innovación, quien también ayudó para que la empresa consiguiera ampliar su volumen de facturación hasta los dos millones de euros. La colaboración de este profesional ayudó a la incorporación de Porto-Muiños a proyectos europeos y a iniciativas nacionales y a la entrada en las Plataformas Tecnolóxicas Galegas Agroalimentaria (PTGAL) y de Acuicultura (PTXGA), además de en el Centro Tecnológico Instituto del Frío de Madrid. El trabajo del gestor de innovación fue también decisivo para la colaboración con otras empresas, fruto de la que nacieron las galletas marineras o productos que comercializan las franquicias de una conocida cadena de pizzerías, entre otros éxitos.

El presidente de la empresa califica la innovación como “el elemento diferenciador” que se traduce en una producción continua y en una investigación sobre el producto terminado y también en todas sus fases. Esto explica que tengan hasta quince alimentos ya desarrollados desde hace un año que aún no vieron la luz. Según los cálculos de Muiños, solo diez de sus productos se pueden considerar como “similares” a algo que ya había en el mercado, frente al resto, que son “totalmente innovadores”. En ese sentido, confiesa que resulta mucho más difícil penetrar por primera vez en el mercado que incorporar más productos a un sector en el que ya habían introducido previamente las algas.

Alguno de los datos que dan buena idea de la fuerza de esta empresa gallega, que a día de hoy emplea a 23 personas de perfiles profesionales muy diferentes (de químicos a biólogos pasando por técnicos superiores), son sus colaboraciones con restauradores de la talla de Ferrán Adriá y también el deseo de varias tiendas que quieren tener la imagen de Porto-Muiños como bandera de sus locales, amén de los 5.000 amigos que alcanzó en Facebook.