TECNOLOGÍA BIOMÉDICA PARA SALVAR CORAZONES

“Proteger al paciente del médico”. Es la filosofía que rige buena parte de los proyectos diseñados por Manuel Parente, el presidente y uno de los socios fundadores de Conic Vascular, una iniciativa empresarial de tecnología biomédica que desarrolla y fabrica productos de radiología y cardiología desde su centro de trabajo de Bertamiráns (A Coruña).

LA EMPRESA ENCONTRÓ APOYO FINANCIERO

en Suiza, desde donde comercializa sus productos. Su estrella en el mercado es el balón cónico, un minúsculo catéter de apenas tres milímetros de diámetro para el sistema vascular que permite dilataciones coronarias sin la necesidad de practicar un bypass a pecho abierto. El catéter entra en el sistema coronario a través de la muñeca o bien por la ingle del paciente.

El balón diseñado por Conic Vascular se ajusta a la fisonomía de la arteria, una adaptación lógica en la que pocos habían reparado. En dos años de trabajo han conseguido mejorar el primer prototipo desarrollado en Zurich en 1994 con la introducción de materiales como el nylon y la adaptación exacta a la arteria. Actualmente, el producto se distribuye desde Suiza a 57 países, pudiendo llegar a ser el número uno de España por su calidad y precio con respecto a sus competidores. El resto de mercado abarca países como Italia, Grecia, Brasil, Egipto o Irán. Hace pocos meses iniciaron conversaciones con Uruguay para distribuir el balón cónico a toda Latinoamérica.

Los dos productos de Conic Vascular han sido patentados a nivel internacional, aunque la innovación de la empresa no termina ahí. “No podríamos vivir eternamente con dos patentes”, reconoce el presidente de la compañía mientras enumera los proyectos pendientes. Un 80% todavía forman parte del reto planteado por la empresa en 2008, al iniciar su andadura.

En colaboración con la entidad de capital riesgo XesGalicia, la empresa con base gallega trabaja ya en ocho nuevas patentes, “cinco de ellas revolucionarias”, según Manuel Parente. Los proyectos van desde el diseño de un catéter que evite el secado lagrimal hasta la fabricación de un sten pediátrico –pequeño tubo de metal que se expande dentro de la arteria para evitar que esta se cierre- para recién nacidos afectados por deformaciones arteriales. Hasta ahora, la patología implicaba una operación a corazón abierto y la colocación de un implante que había que sustituir a medida que el paciente iba creciendo. La solución en la que trabaja Conic Vascular es un sten que crecerá con el niño, de manera que se someterá a una única intervención. “Tenemos la garantía de que el producto no se romperá en diez años, pero queremos alcanzar los veinte. En ese momento el sten podrá ser comercializado”, expone Parente.

El equipo de Conic Vascular idea también una solución específica para el corazón de los diabéticos. “Su sistema arterial tiene más temperatura y no vale tratarlo igual”, sostiene Parente. Para lograrlo desarrollan un balón relleno de líquido de contraste frío con el que eliminar las células musculares que han cogido peso al depositarse en ellas el colesterol.

Si no hay innovación no hay futuro. El éxito reside en ser capaz de diferenciarse, en ser especiales en el campo en el que desarrollamos nuestros productos. El problema de las empresas es que cuando ganaban no invertían y por eso se han quedado atrás”. Manuel Parente.

APLICACIÓN EN ICTUS

Los avances en el campo instrumental médico les han llevado a aliarse con una empresa de Miami a la que prestan el balón cónico para buscar soluciones contra los ictus cerebrales. El balón lleva en su interior una fibra óptica que emite una luz que a su vez desprende óxido nítrico, capaz de deshacer el trombo del paciente. Manuel Parente va más allá y piensa en “aprovechar la experiencia para ver si es posible aplicarlo en el corazón”.

Parente es un buen ejemplo de emprendedor innovador. Su trabajo en la multinacional Schneider World Waide -con sede Suiza/USA-, en el Bolton Medical Inc. de New Jersey & Miami y en el Boston Scientific Irlanda/USA, tres centros de referencia mundial en la producción de tecnología endovascular y cirugía cardíaca, le ha abierto las puertas de numerosos proyectos internacionales. Además, gracias a una ayuda de la UE colabora junto a las Universidades de Barcelona y Valladolid en un proyecto con una empresa italiana.

El Instituto Galego de Promoción Económica (Igape) y el Ministerio de Industria le han concedido una ayuda de 1,8 millones de euros para montar un laboratorio en Cedeira (A Coruña) desde donde poder seguir perfeccionando sus productos y desarrollar la materia prima que ahora están adquiriendo fuera de España. Parente incorporará a la nueva empresa, una extensión de Conic Vascular, catorce puestos de trabajo, todos ellos para mujeres.

“Producimos, desarrollamos e innovamos todos al mismo tiempo”. Parente tiene clara la importancia de la investigación, a la que espera dedicar el 80% de los recursos de la empresa. Ha conseguido que su balón cónico se limite a un porcentaje de rechazo del 1% en España, un 5% en Suiza y un 11% en Alemania, cifras impensables para muchos de sus competidores.

El personal que conforma la planta de Bertamiráns ha aprendido todo el proceso de montaje del balón cónico, de manera que “todos están capacitados para hacerlo todo”. Una vez las piezas llegan de puntos de todo el mundo, el montaje, embalaje y diseño lleva el sello gallego. El ensamblaje de cada uno de los balones supone un tiempo de 17 minutos. Pese a que existen más de 70 empresas dedicadas a proponer soluciones en arterias, Conic Vascular forma parte del grupo de ocho pymes que ya han conseguido el 20% del mercado mundial. La empresa de Parente está entre las primeras cinco de las pequeñas empresas en el ranking internacional de ventas.

“Sin innovación tendríamos dos años de vida”, reconoce Parente. Consciente de que la pervivencia pasa por la investigación, ha cuidado de manera especial la empuñadura del balón cónico pensando en el incremento del número de mujeres cardiólogas y en el mercado chino. “Las mujeres solo pueden ser tratadas por cardiólogas y ellas tienen unas manos más pequeñas, nos adaptamos al médico”, comenta.

Este ingeniero industrial con un máster en plásticos ha sabido incorporar el conocimiento adquirido a lo largo de su vida y transformarlo en productos únicos con un potencial de venta muy importante a nivel internacional. En 2010 la facturación de la empresa superó los dos millones de euros, la cantidad que tiene previsto destinar a innovación en los dos próximos ejercicios.

Su balón cónico se distribuye actualmente desde Suiza a 57 países como Italia, Grecia, Brasil, Egipto o Irán.