SERVICIOS QUÍMICOS DE ALTO VALOR AÑADIDO

La compañía GalChimia nace en el año 2001 como una spin-off de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) y desde entonces es la única empresa gallega dedicada a la investigación y desarrollo en química orgánica sintética para la industria química, farmacéutica y biotecnológica. Sus acuerdos con empresas extranjeras le han permitido abrirse paso en el mercado internacional, al que dedican la mayor parte de sus esfuerzos.

LA DIRECTORA EJECUTIVA DE LA COMPAÑÍA

Carme Pampín, explica que GalChimia “no es una empresa de productos, sino de servicios. Nosotros nos diferenciamos de otras spin-off en que no nacemos en base a una tecnología, sino al conocimiento y al know how que tenemos”, explica. Esta diferencia competitiva ha hecho que presten servicios de investigación a otras empresas a las que transfieren conocimiento y desarrollos desde que se inicia la relación comercial. “Estábamos haciendo nuestras tesis doctorales y creímos que había nicho de mercado para una empresa que ofreciera servicios de investigación química de alto valor añadido”, explica Pampín.

Nacieron ligados a la USC, con la que siguen colaborando estrechamente y de donde obtienen la cantera de personal cualificado para el desarrollo de sus proyectos. También forman parte del Campus Vida compostelano, con el que trabajan activamente en materia de investigación. “Lo que habíamos aprendido durante nuestra etapa de tesis en el departamento de Química Orgánica de la USC decidimos aplicarlo a la empresa privada a través de GalChimia para llegar a empresas farmacéuticas, químicas y biotecnológicas. Desde Galicia nos hemos convertido en el departamento de investigación virtual de compañías internacionales y ha funcionado”, destaca Carme Pampín.

Entre los clientes de la empresa con sede en O Pino (A Coruña) se encuentran las farmacéuticas Almirall, Palau Pharma o Esteve. Además, trabajan para diferentes tecnológicas como Noscira, Midatech o Genmedica.

Uno de los acuerdos más relevantes de GalChimia fue el alcanzado con la empresa portuguesa Alfama para la investigación y desarrollo de nuevos productos farmacéuticos destinados al uso médico y sanitario, un proyecto que contó con financiación de la UE. Ambas empresas trabajan de manera conjunta para lograr un candidato preclínico de un producto capaz de luchar contra el íleo postoperatorio (IPO), una patología que provoca una demora en la recuperación de la función intestinal de un paciente tras someterse a determinadas operaciones. Este hallazgo reduciría el tiempo medio de hospitalización de los pacientes afectados por esta dolencia y, en consecuencia, el gasto sanitario. El acuerdo fue rubricado, según remarcan desde la compañía, “porque GalChimia consiguió convertirse en un socio ideal en materia de investigación, gracias a su especialización en síntesis química”.

Recientemente, han alcanzado una nueva alianza, en esta ocasión con la empresa israelí HQL Pharmaceuticals, para la investigación oncológica. Ambas colaborarán en la investigación y el desarrollo de moléculas inhibidoras de interacciones proteína-proteína dirigidas hacia rutas de apoptosis, una muerte celular programada que se da en organismos multicelulares y que posee un papel crucial en el tratamiento del cáncer. Los compuestos seleccionados en la investigación serán sintetizados en las instalaciones de GalChimia a escala de miligramos y ensayados biológicamente en Israel para obtener los datos precisos de actividad.

La innovación es clave porque solo se podrá superar la crisis con dos factores: salir fuera, apostando por la internacionalización y hacerlo a través de la innovación. Hay que hacer algo diferente, mejorar tus procesos, tus productos, tus servicios y la atención al cliente. No podemos dormirnos”. Carme Pampín

APUESTA POR LA INNOVACIÓN ABIERTA

Tal y como reconoce la directora ejecutiva, este nuevo convenio con la empresa israelí supone un cambio en el modelo de negocio. “Pasamos a trabajar con empresas de biotecnología no como un proveedor, sino como un colaborador para desarrollar de manera conjunta un producto que podría llegar a ser un fármaco. Tenemos que ser capaces de detectar las oportunidades que está trayendo consigo la crisis, apostando por compartir propiedad intelectual y llevar a cabo proyectos de investigación que esperemos que nos retornen beneficios”, expone. Un ejemplo claro de cómo la innovación abierta puede llevar a una empresa a alcanzar alianzas estratégicas para posicionarse en un mercado altamente especializado y en expansión.

Todos estos acuerdos han hecho posible que actualmente tres empresas internacionales estén avanzando productos en Fase I usando la química que GalChimia ha desarrollado. La Fase I en humanos implica que se ha superado la prueba de moléculas in vitro y también en modelos animales. Sus miras de futuro se centran en la internacionalización, una meta que para mercados como el de Estados Unidos se ha visto frenada por las nuevas normativas de entrada de producto químico a consecuencia del 11-S. Un revés al que se suma la devaluación del dólar frente al euro, así como las fusiones entre las grandes multinacionales del sector farmacéutico, que han dado al traste con alguno de los acuerdos que habían logrado, tal y como reconoce la compañía. Pese a ello, GalChimia sigue adelante con sus proyectos, entre los que se encuentra un trabajo de investigación con las Universidades de Vigo y A Coruña para la búsqueda de aplicaciones en química orgánica de enzimas obtenidas de organismos termófilos, microorganismos que viven en condiciones extremas de temperatura en fuentes termales de Galicia.

La innovación está presente en la base misma de GalChimia y afecta no solo al trabajo en sí y a los sectores a los que se dirigen, sino a cada una de las fases organizativas que la empresa mejora “de manera continua. Intentamos llevar la innovación a todos los procesos de la empresa”, subraya la directora ejecutiva. Tanto es así que han querido dar un giro en su sector con la puesta en marcha de campañas de marketing “atractivas y rompedoras”.

En relación con sus competidores, en su mayoría empresas internacionales, GalChimia destaca por haber sido capaz de ofrecer un servicio especializado en química con el que ha logrado ser competitiva gracias a la relación calidad-precio. La facturación en 2010 supuso 1,6 millones de euros, una cifra que la empresa espera triplicar en 2016 gracias a su plan de crecimiento. La cifra de empleados, 25 personas en la actualidad, también se verá multiplicada por tres en el mismo período.