QUESO DE UNTAR A LA CARTA

La empresa lucense Innolact, nacida en 2006 como una spin-off universitaria de la que forman parte varios investigadores del Aula de Productos Lácteos de la Universidade de Santiago de Compostela (USC), ha desarrollado más de 30 variedades diferentes de queso, desde la modalidad natural hasta la light pasando por la mezcla con diferentes tipos de hierbas aromáticas.

LOS 14 TRABAJADORES FIJOS DE LA FACTORÍA

son capaces de elaborar tanto quesos destinados al consumo en el hogar como formulaciones a medida para los fabricantes industriales. Alimentos originales, tanto en sus sabores (reciben peticiones para combinar queso con aceitunas, con algas o con salsa de tomate) como en su presentación, desde pequeñas tarrinas hasta cubos de mayores dimensiones. De este modo, Innolact puede moldear, bajo petición de sus clientes, componentes específicos como el sabor, la textura o el comportamiento del queso. Es el caso, por ejemplo, del 'Quescrem Plus', resistente a procesos de calentamiento extremo y de congelación sin perder su cremosidad; o de los quesos exclusivos para sándwiches, más blandos para no romper la base de pan al extender el producto.

En definitiva, se trata de un caso claro de innovación abierta basada en las demandas de sus clientes: las modalidades de queso y los retos que supone su formulación y fabricación vienen del exterior y en la empresa es donde se les busca una solución viable y ajustada a las necesidades de los destinatarios del nuevo producto.

Además, la empresa localizada en el polígono industrial de Castro Ribeiras de Lea (Lugo) es la única de España en fabricar una crema de queso procedente de la agricultura ecológica. Otra de sus singularidades es la comercialización del queso tradicional italiano mascarpone, elaborado solamente por dos compañías españolas. Se trata de un queso más dulce y con una menor acidez, lo que lo hace idóneo para postres como el tiramisú o para su uso en salsas.

El director general de Innolact, Jesús Zapico, ingeniero agrónomo, explica que aplicaron la tecnología para aprovechar la leche mazada, un coproducto de la industria láctea consistente en la leche obtenida después de la separación de la mantequilla y con propiedades nutricionales muy interesantes. El queso crema se obtiene gracias a la técnica de la filtración selectiva empleada sobre esta leche mazada, que permite aprovechar al máximo posible sus componentes en del producto final, y con el añadido de la nata que compran a empresas gallegas.

La innovación es la única solución: o hacemos cosas nuevas y diferenciadas, o el futuro de realizar un producto que ya existe va a ser muy corto. Hay muchas cosas inventadas, por lo que no podemos vivir de producir más de lo que ya se hace". Jesús Zapico

UN PRODUCTO PARA LOS PROFESIONALES

Zapico argumenta que, "ante la dificultad de dirigirse directamente al consumidor final", Innolact optó por buscar un canal diferente para comercializar sus productos: los fabricantes de alimentos elaborados. Así, venden el queso crema a otras empresas que lo emplean en los rellenos de sándwiches, en empanadillas, en pizzas o en tartas de queso. El director general explica que el millón de kilos de queso crema producido anualmente se destina en un 45% a usos industriales, en un 40% al sector de la restauración y en el 15% restante a la venta directa en tiendas. "Trabajar con el sector de los profesionales permite una fidelización mayor, ya que para este tipo de clientes no tiene tanta importancia la marca como la calidad de los productos y el servicio ofrecido," opina Zapico.

Según el director general, la ventaja competitiva de Innolact reside "en la mejor materia prima, en la cremosidad de los productos y en un precio muy competitivo", frente a las empresas de la competencia, además de la estrategia propia de diseñar "a medida" para sus clientes. Prueba del éxito de los lucenses es que prevén incrementar su volumen de facturación desde los 2,5 millones de euros de 2010 hasta cerca de los 4 millones de euros en 2011.

Pese a que el 85% de sus ventas se realizan en el mercado español, en el último año y medio el producto está llegando a todo el mundo, desde países próximos como Portugal o Francia hasta otros lejanos: Líbano, Emiratos Árabes, India, China, Japón, Corea y Chile. Y es que la exportación constituye una de las grandes apuestas de Innolact, ya que, como explica Zapico, “tenemos que perder el miedo a buscar mercados fuera”. Con todo, reconoce que a veces resulta difícil penetrar en otros países “por elementos ajenos al producto, como pueden ser la cultura o las costumbres totalmente diferentes de los mercados de destino”. Sin duda, esas particularidades son las que provocan que existan alimentos que resultan tan extraños a nuestros ojos como los quesos con algas para los chilenos.

La proyección de la marca también explica que estén desarrollando proyectos en colaboración con otras empresas, como un preparado especial para fabricar tarta de queso. Para darse a conocer les resulta "fundamental" su presencia en el Clúster de la Alimentación de Galicia.

Innolact contó desde sus inicios con valiosas ayudas públicas, procedentes tanto del Gobierno gallego, a través de la Consellería de Medio Rural, como de organismos nacionales, principalmente el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), con el que firmaron un contrato para la investigación y el desarrollo en diversos productos. También es de destacar que la empresa está participada por las entidades de capital riesgo Xesgalicia y Unirisco Galicia y que ha recibido diversas ayudas del Instituto Galego de Promoción Económica (Igape) para mejorar la comercialización, la internacionalización o el diseño de sus productos.

La compañía, que cuenta con 20 socios y en la que el 80% de sus 14 trabajadores fijos son titulados universitarios, fue la primera empresa láctea gallega cualificada como empresa de base tecnológica. Otra de sus peculiaridades es que tiene acreditada la norma de calidad establecida por la gran distribución, la International Food Standard, -IFS- que, en palabras del director general, "es mucho más estricta que la ISO y abre más puertas en el mercado internacional".

Jesús Zapico presume de que su vinculación con la Universidad es muy importante, siendo una de las empresas con mayor número de proyectos de investigación compartidos con el Aula de Productos Lácteos de Lugo, al tiempo que destina a I+D+i una cuantía económica correspondiente al 8% de su facturación anual. Innolact posee un departamento de I+D propio dedicado específicamente a las tareas de innovación, puesto que su director general cree que “el 90% del éxito de la empresa consiste en haber trabajado de una forma diferente a la competencia”.