LOS ATUNES DE LOS CINCO OCÉANOS, BAJO CONTROL GALLEGO

Los atunes de todos los océanos se encuentran bajo el seguimiento y el control de la empresa Marine Instruments, con sede en Nigrán (Pontevedra). Mediante la integración en boyas marinas de equipos de localización y de comunicación por satélite, los armadores gallegos saben en qué zonas se encuentran los bancos de bonito.

ESTE CONTROL ES POSIBLE GRACIAS A LA

recepción de información de manera permanente sobre el estado de las parrillas –las jaulas que capturan el pescado instaladas por los barcos– al lado de las que se colocan las boyas emisoras de señales con el objetivo de facilitar la pesca. Los dispositivos permiten conocer la presencia de los túnidos en la zona, lo que facilita su captura.

Según el director general de la compañía, Francisco Pino, esta tecnología, además de ser respetuosa con el medio ambiente por reducir las emisiones de CO2 del barco, permite un doble ahorro a los pescadores: por un lado, gastan menos combustible, ya que no necesitan desplazarse a cada punto en el que instalan parrillas para comprobar si hay atún o no y, por otro, ahorran tiempo y pueden mejorar su estrategia de captura de pescado. Estas ventajas hacen, según la empresa, que compense la inversión que requiere cada una de estas boyas, que no supera los 1.000 euros. Teniendo en cuenta que un barco, solo en una hora de navegación, gasta más de 200 litros de gasóleo, la boya acaba siendo económicamente muy rentable, indican en Marine Instruments.

Además, el sistema cuenta con la ventaja de poder enviar la información a cualquier distancia, superando así las limitaciones propias de la transmisión radiofónica convencional, muy condicionada por la necesaria cercanía física entre el emisor y el receptor. Asimismo, el sistema avanzado cuenta con una mayor autonomía al incorporar tecnología satelital solar, de manera que funciona de modo continuo durante ocho meses, momento en el que debe ser sustituido.

Las boyas presentan, a juicio de Pino, “una gran resistencia” a los golpes al estar hechas con plásticos polipropilenos. El objetivo ahora es reducir la presencia de este material para fabricar un producto más ecológico que incorpore la madera. Cada uno de estos sistemas pesa unos 7,5 kilos y no requiere de gasto en mantenimiento ya que los paneles que integra le permiten funcionar con energía solar.

Estos dispositivos se encuentran ya en barcos de diversas naciones (españoles, franceses, estadounidenses, coreanos...) repartidos por todos los océanos en la zona ecuatorial, desde donde envían información sobre la cantidad de atún detectada con la frecuencia establecida por el armador de cada barco y que oscila entre los 15 minutos y las 12 horas. Los datos llegan a la central de la factoría en Nigrán, donde se interpreta la comunicación y se reenvía, de un modo encriptado, el estado detectado en alta mar al software de visualización del barco propietario de la boya.

La factoría se dedica a la fabricación y seguimiento de equipos de ayuda para la pesca, fundamentalmente la del atún. Hay que destacar que la gallega es, junto a otra empresa madrileña, la única del mundo que fabrica boyas con este sistema. Según su director general, la presencia del mar al lado de sus instalaciones es “esencial” a nivel estratégico para poder hacer pruebas y mejorar sus productos en condiciones reales. Marine Instruments también trabaja en el control de flotas y en radioboyas para el palangre.

La innovación es lo que permite mantener vivos en el mercado nuestros productos y es también la garantía del futuro de la empresa. Hoy en día, es impensable no incorporar la innovación, puesto que permite reemplazar la guerra de precios como la única manera de sobrevivir. Nosotros apostamos por diferenciarnos para ser competitivos”. Francisco Pino

REVISIÓN DE LOS EQUIPOS ANTES DE LA VENTA

Francisco Pino atribuye el éxito del producto a sus capacidades, “fruto de la innovación y el desarrollo, pero también de una producción casi militar”. En ese sentido, destaca que las boyas pasan hasta 18 pruebas de calidad, así como tests de estrés en condiciones extremas para que afloren “hasta los fallos más pequeños” en la fábrica, lo que redunda en un mejor funcionamiento de los sistemas.

El diseño de la boya con la sonda se apoyó en fondos públicos de promoción de la innovación, gracias a los cuales la empresa pudo dedicar más recursos económicos y reducir el tiempo de ejecución del proyecto. Marine Instruments percibió en estos últimos tres años casi 600.000 euros en subvenciones de la Xunta de Galicia, lo que fue, según su gerente, “fundamental” para el desarrollo de sus iniciativas.

La empresa dirigida por Francisco Pino facturó en 2010 unos 11 millones de euros, más del doble que el año anterior, y las previsiones para 2011 son buenas, de manera que incluso se pueden superar las cifras del último ejercicio. Para conseguir estos excelentes resultados económicos vienen contando con la colaboración del Centro Tecnolóxico de Automoción de Galicia (CTAG), del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para la patente de un catalizador de hidrógeno o de la Escuela Técnica de Telecomunicaciones de la Universidade de Vigo, con la que desarrollaron antenas. Además, Marine Instruments forma parte de la Plataforma Tecnológica Española de la Pesca y la Acuicultura (PTEPA) y de la Plataforma Tecnolóxica das TIC de Galicia (Vindeira).

Uno de los pilares de la cultura empresarial de Marine Instruments es que cerca del 30% de sus empleados están involucrados directamente en los trabajos de I+D+i, con diez ingenieros y dos técnicos consagrados a tareas relacionadas con la innovación y a manejar la cuantía presupuestada para este fin, que ronda el 10% del volumen de facturación. De hecho, celebran reuniones diarias para abordar la coordinación y la aplicación de ideas con componente innovador. Además, a través de contactos personales entre técnicos e ingenieros, son capaces de revisar la situación de la actividad de la empresa en todo momento e intercambiar opiniones con el objetivo de mejorar el servicio que prestan, al tiempo que se estimula la motivación y la implicación de todos los empleados en la aportación de nuevas ideas.

Otro de los resultados visibles en relación con la innovación es la patente de baterías que reducen la contaminación por hidrógeno provocada al cargarse, hasta el punto de poder explotar, lo que es un problema evidente para las boyas. En colaboración con técnicos petroquímicos, fueron capaces de diseñar una solución propia. Desde Marine adelantan que no será la última innovación de la empresa gallega, ya con 12.000 boyas repartidas por las aguas de todo el mundo.

El 30% de sus empleados están involucrados en tareas relacionadas con la innovación.