APAGAR LOS GENES DEL CÁNCER PARA ENCENDER VIDAS

Que el ADN contiene toda la información humana no es nada nuevo. Sí lo es, por el contrario, el sistema que propone la empresa gallega Cenbimo (Centro de Biología Molecular) para detectar, atajar y prevenir el cáncer.

LOS SERES VIVOS FUNCIONAMOS CON

el mismo sistema con el que operan los ordenadores, puesto que ambos están organizados en series binómicas de 0 (apagado) y 1 (encendido). En ese sentido, el responsable de la entidad lucense, el doctor patólogo Jesús Alba, ejemplifica que el cáncer supone que “se encienden genes que tenían que estar apagados”.

Para apagar esos genes y, de esa manera, encender vidas, el médico Jesús Alba, junto a su equipo, lleva trabajando desde 1998 con 150 muestras de cánceres de mama. Uno de los resultados de su investigación fue la patente de la ‘Histosonda’, un sistema innovador que cumple un triple objetivo: detectar los ácidos nucleicos para averiguar de dónde procede un tumor maligno, identificar los genes que producen el cáncer (los denominados ontogenes) y establecer una relación entre cáncer y virus, los causantes de esta enfermedad en un 25% a día de hoy, un porcentaje que según apunta el patólogo “irá en aumento”.

La patente ideada en la ciudad de las murallas presenta numerosas ventajas, como evitar los efectos secundarios de tratamientos más agresivos, un abaratamiento del proceso e incluso una mayor rapidez en la detección de la patología. La ‘Histosonda’, que etimológicamente significa “exploración de la histología” (parte de la anatomía que trata del estudio de los tejidos orgánicos), cuenta ya con 28 variantes en su catálogo para detectar cada gen. Pero la empresa trabaja en más de un centenar de sondas, por lo que prevén que el abanico de posibilidades crezca de manera inminente.

La empresa nació en agosto de 2004, seis años después de iniciar sus investigaciones, con el objetivo de “hacer visible la biología molecular” y en el momento actual mantienen contactos con una multinacional americana de base biotecnológica para comercializar su producto y distribuirlo entre su cartera de clientes internacionales. La previsión es que en menos de dos años la ‘Histosonda’ esté en el mercado mundial, con la ventaja de no tener, al menos por el momento, competencia en el sector.

La internacionalización constituye un reto para los lucenses, ya que “el éxito no está en vender solo en España, sino que aspiramos a llegar a todo el mundo”, confiesan. No en vano, sus productos han despertado tanto interés que son varias las empresas multinacionales que se han dirigido a ellos para ejercer como intermediarios en el proceso de comercialización.

Hasta ahora, las investigaciones de Cembimo se ciñen al terreno médico, pero no descartan ampliar la intervención a todas las ciencias biológicas, como la veterinaria o la botánica. De hecho, la empresa colabora puntualmente con grupos de investigación de la Universidade de Santiago de Compostela, así como con autoridades mundiales de la rama clínica.

La innovación es triplemente importante: primero, para el individuo porque estimula su conocimiento y su crecimiento continuos; segundo, para la ciencia dado que produce conocimiento; y, tercero, para la economía por la posibilidad que abre para crear industria y generar empleo mediante las patentes”. Jesús Alba.

AMPLIO ESFUERZO INVERSOR

Para desarrollar su trabajo, esta sociedad limitada lucense contó con un capital social inicial de 1,5 millones de euros. A esta cuantía hay que sumar las aportaciones realizadas por la Consellería de Economía e Industria, como una subvención de 162.000 euros del Instituto Galego de Promoción Económica (Igape) utilizada para financiar el 75% de un secuenciador (un lector de la secuencia genética extraída de un humano), u otra ayuda de 120.000 euros para un proyecto de I+D de estudio de los genes implicados en la metástasis. Pese a que los plazos de ejecución para esta última subvención llegarán hasta 2013, la empresa cree que estará en disposición de presentar resultados un año antes de lo previsto. Además, tuvieron que recurrir a la financiación privada, con sendos préstamos de 300.000 euros para avanzar en sus proyectos.

A pesar de contar solo con nueve trabajadores (un médico patólogo, dos bioquímicos, cuatro biólogos, un empleado de almacén y un administrativo), la empresa lucense es ambiciosa de cara al futuro. El doctor Jesús Alba se fija como retos llegar a comprender íntegramente el proceso del cáncer, así como conseguir establecer una correlación entre el modelo informático y las secuencias genéticas. Con los pies en el suelo, matiza que “no vamos a acabar con el cáncer en un día”, pero iniciativas como la suya contribuyen a ver posible el fin de una enfermedad cada vez más extendida antes de lo previsto.

La empresa, que ha conseguido las certificaciones internacionales de calidad ISO-9001 e ISO-13845, tiene en este momento nueve proyectos activos, al margen de las colaboraciones con la Universidad, y “muchos otros pendientes”. Por eso, no sorprende la afirmación del médico patólogo, quien, ante lo llamativo de que una investigación de tal calado se esté llevando a cabo en la ciudad de las murallas, destaca que “en Lugo hay ADN como en todas partes”. O más aún, a la vista del trabajo desarrollado por Cembimo.

La empresa tiene actualmente 9 proyectos de innovación en marcha, al margen de las colaboraciones con la universidad.